El Programa Mundial de Alimentos alertó que 9,3 millones de venezolanos no pueden acceder a alimentos debido a la hiperinflación en el país.
Según el PMA, esta situación debe ser catalogada como inseguridad alimenticia» moderada o grave.
El estudio ha sido realizado por esta agencia dependiente de Naciones Unidas a petición del régimen de Nicolás Maduro.
Los resultados mostraron que una de cada tres personas en el país tiene dificultades para poder llevar comida a sus hogares.
Además, han revelado que un gran número de ciudadanos sólo comen diariamente cereales, raíces o tubérculos.
Esto debido a que la hiperinflación no permite afrontar con sus salarios actuales los precios de los productos más básicos.
La investigación del PMA, basada en 8.375 cuestionarios, informó también que cuatro de cada diez hogares tienen que hacer frente a cortes en los servicios de luz y agua.
A saber, los estados más afectados por este problema son Delta Amacuro (noreste), Amazonas (sur) y Falcón (norte).
“El PMA espera poder mantener conversaciones que se centren en la forma de llevar ayuda a aquellos que no tienen garantizada la alimentación”, indicaron en un comunicado.
Estrategias de supervivencia por la hiperinflación
La encuesta demostró que un 74% de las familias han tenido que adoptar “estrategias de supervivencia” por la hiperinflación, como la de trabajar a cambio de comida
Según la encuesta, 33% de los entrevistados ha recurrido a esta práctica.
Mientras que otro 60% ha tenido que recortar las porciones, mientras que un 20% ha tenido que vender bienes para poder comer.
Entretanto, el consumo de carne, pescado, huevo, vegetales y frutas está por debajo de las tres veces por semana.
El problema, de acuerdo con las personas entrevistadas, no es la escasez de estos productos, sino la dificultad de obtenerlos debido a sus altos precios en comparación con los salarios.
Esta situación ha provocado que más de 4,5 millones de personas hayan abandonado el país durante los últimos años.
La inmigración, aunque permite a las familias depender de remesas, se ha traducido en una “preocupante” pérdida de capital humano y social.
Esto debido a que el número de profesores, doctores, científicos y otros trabajadores cualificados ha disminuido considerablemente.
Con redacción de MonitorDolar e información de EuropaPress