Hasta cinco horas de cola hicieron en los últimos días del año los interesados en poder gastar el medio petro que el régimen de Nicolás Maduro depositó como aguinaldo.
Como se recordará, esta fue una asignación que benefició a empleados públicos, pensionados, jubilados y beneficiarios del denominado carnet de la patria.
El gobierno cotiza cada petro en unos 60 dólares. El pago especial de Navidad y Fin de Año es de medio petro, lo que equivale a unos 30 dólares.
Pero el detalle es que la usabilidad de la moneda virtual es limitada. Según cifras oficiales, solo unos 4.800 comercios en todo el país cuentan con sistemas para recibir este criptoactivo.
Esta limitación ha causado enormes aglomeraciones en los establecimientos que sí lo aceptan.
“Es una humillación (…) más que todo a nosotros, las personas de la tercera edad (…). No tenemos la resistencia para estar en una cola cinco, seis o siete horas”, dijo una señora a la agencia AFP mientras esperaba en un supermercado de Caracas.
Colas en todo el país
De igual forma, en ciudades como Maracaibo se pudieron observar largas colas de interesados en poder hacer sus compras con esta criptomoneda del régimen.
Jubilados, pensionados y trabajadores públicos denunciaron confusión e incertidumbre para el pago con el petroaguinaldo.
Las personas acudieron a las afueras de las tiendas autorizadas para exigir información sobre cómo podían cancelar, dado que son pocos los comercios con la opción de biopago activa.
«Son pocas las tienda que están aceptando el petro como pago. Fui a una y en la misma me exigieron que tengo que gastar todo el medio petro. En un segundo establecimiento los precios de los productos eran más caros si los iba a cancelar usando el petroaguinaldo. Deberían hacer un operativo en Maracaibo para que no se presenten estas irregularidades en los comercios», dijo Ana María Bermúdez, de 45 años.
Primer criptoactivo «soberano»
Como se recordará, Maduro anunció a finales de 2017 el petro como el primer criptoactivo «soberano del mundo».
Esta medida fue un intento por eludir las sanciones económicas estadounidenses.
La moneda se lanzó efectivamente en febrero de 2018, en medio de cuestionamientos.
Los petros pueden transarse por productos con un sistema biométrico que registra huellas digitales para ejecutar los pagos y también con una aplicación para teléfonos móviles.
Para poder ser canjeables en bolívares en sistemas electrónicos de la banca, el interesado debe abrir una cotización e ir subastas. Si no aparece quien puje, como le pasó a Leonor, los petros son devueltos a las cuentas bancarias de los usuarios tras el descuento de una comisión.
Filas kilométricas para comprar alimentos han sido habituales por años en Venezuela, pero se hicieron menos comunes en los últimos meses en la medida que la escasez retrocedió con la flexibilización de controles de cambio y precios.
Pero aún siguen siendo cosa del día a día en estaciones de gasolina en la provincia por desabastecimiento de nafta, en el país con el combustible más barato del mundo.
¿Maravilla o adefesio?
Especialistas como Asdrúbal Oliveros, no obstante, ni siquiera consideran el petro una auténtica criptomoneda. “Es un adefesio”, apunta el director de la firma financiera Ecoanalítica.
Oliveros critica que quiera imponerse “a la fuerza” en un contexto de “hiperinflación” y “cero confianza”.
Considera que el resultado es que la mayoría no quiere petros y los adultos mayores y empleados públicos sufren las consecuencias”.
La opacidad con la emisión, así como con la cadena de bloques (base de datos cifrada que registra y valida cada operación con criptoactivos), han atentado contra la idea ,según expertos.
Washington, además, prohibió negociar petros. No está disponible en casas de cambio virtuales junto al Bitcoin y otras criptomonedas, y webs de calificación de riesgo como icoindex.com lo tildaron de “estafa”.
Con redacción de MonitorDolar e información de AFP